domingo, 19 de noviembre de 2006

Civilización o barbarie

Por Verónica Niro
Mientras en 1981 se aprobaba en Holanda la Ley de Interrupción del Embarazo para ser promulgada en 1984, comenzaba a flamear en Argentina la bandera del primer aniversario de la democracia. En la década del ’70, mientras en Holanda al percibirse que los abortos practicados ilegalmente aumentaban poniendo en riesgo a la población femenina, liberales y demócrata cristianos regularon la práctica (Holanda es una monarquía parlamentaria); en Argentina, la Iglesia Católica, que vociferó en contra de la educación sexual en la niñez con el argumento de que aumentarían las relaciones sexuales prematrimoniales, en la década del ’70 comulgaba a Jorge Rafael Videla y hacía la vista gorda frente a 30 mil desaparecidos.
Según el ministerio de asuntos Exteriores de los Países Bajos, existía en aquel país desde 1971 una clínica abortista de la Fundación Stimezo, cuyo fin era optimizar la calidad de la prestación de asistencia en casos de aborto y, dentro de lo posible, extenderla por el país. Pero su condición ilegal y el surgimiento de otras clínicas similares, "contribuyó a desarrollar el sentimiento de que el aborto provocado sólo podía servir como solución de emergencia. En la actualidad, el aborto provocado suele entenderse como un derecho de la mujer que, a ser posible, no debe llegar a hacerse uso del mismo". Es decir, el aborto no forma parte de la planificación familiar ni fue legalizado para que se lo practique ante cada embarazo no deseado, sino que la decisión es el resultado de una proceso de reflexión entre la mujer y el médico. La decisión final la toma la mujer a partir de la información sobre otras alternativas suministrada por el médico, siendo la responsabilidad conjunta entre ambos y debe existir según la ley un período de "reflexión" en el que la mujer evaluará su decisión a partir de estas informaciones de su médico. Según el mismo Ministerio, 108 hospitales y 17 clínicas están autorizadas para practicar abortos en los Países Bajos, que además deben satisfacer las exigencias médicas y psicológicas de la mujer. La financiación se realiza en base a la Ley General del seguro de gastos especiales por enfermedad. Las mujeres extranjeras deben costearse ellas mismas el tratamiento.
La legalización del aborto en Holanda es parte integrante de una política de planificación familiar que comenzó en los años sesenta, cuando en el país estaba densamente poblado. Un influyente grupo de presión fue la Asociación Holandesa para la Reforma Sexual, quien no sólo buscaba los cambios legislativos para la inclusión de la información sexual al programa educativo, sino también la influencia en los medios de comunicación y el apoyo a los centros de planificación familiar de todo el país. Comenzada la década del ’70 se incluyó en la discusión la última pata de la discusión sobre la educación sexual y la planificación familiar: el uso de los anticonceptivos, que se incluyeron en 1971 en el paquete de la Seguridad Social. Según la Fundación de Clínicas abortistas cooperadoras de los Países Bajos, este país cuenta con las cifras más bajas de abortos de toda Europa.

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